sábado, 31 de octubre de 2009

Franz Kafka


Y tú velas, eres uno de los vigías, hallas al prójimo agitando el leño encendido que tomaste del montón de astillas, junto a ti. ¿Por qué velas? Alguien tiene que velar, se ha dicho. Alguien tiene que estar ahí.

¿Bajar una escalera en esta vida breve, presurosa acompañada de un retumbar impaciente? Imposible. El tiempo que te ha sido acordado es tan corto que tú, cuando pierdes tu vida entera: porque no es más larga, sino sólo tan larga como el tiempo que pierdes.

El instante decisivo de la evolución humana es perpetuo. Por eso tienen razón los movimientos espirituales revolucionarios que declaran nulo y sin valor lo anterior, pues todavía no ha sucedido nada.

La historia de la humanidad es el segundo que transcurre entre dos pasos de un caminante.

Como un camino en otoño: lo acaban de limpiar y ya está otra vez de hojas secas.
Te quejas del silencio, de la falta de perspectivas del silencio, la muralla del Bien.

La evolución de la Humanidad: un aumento de la capacidad de morir.

Una jaula fue en busca de un pájaro.

El camino que lleva al prójimo es muy largo para mí.

Quien busca no encuentra, pero quien no busca es encontrado.

Cuanto más marchan los hombres, tanto más se alejan de la meta. Gastan sus fuerzas en vano. Piensan que andan, pero sólo se precipitan - sin avanzar - hacia el vacío. Eso es todo.

Las cadenas de la atormentada humanidad están hechas de papel de oficina.

Quien comprende plenamente la vida no le tiene miedo a la muerte. El miedo a la muerte sólo es el resultado de una vida carente de plenitud.

El horror no hace más que cobrar fuerzas para volver a desfilar en mejores condiciones.

El hombre sólo puede alcanzar la grandeza a través de su propia pequeñez.

Citas extraídas de Cuadernos en octavo, Diarios, Conversaciones con Kafka de Gustav Janouch y diversos relatos.

9 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Unas grandes verdades para una noche en la que me toca velar... por la seguridad de cierto centro comercial. En fin, una noche demasiado misteriosa para estar trabajando.

pepa mas gisbert dijo...

La historia de la humanidad es el segundo que transcurre entre dos pasos de un caminante.

Y la historia de un caminante es la eternidad que transcurre entre los pequeños pasos de la humanidad.

Un abrazo

s a n d r a dijo...

Nooo Machuca, era el pájaro el que iba en busca de la jaula

; )

Alicia dijo...

Agobiante, sí.

Higorca Gómez Carrasco dijo...

He paseado por esta rambla, me ha gustado lo que he estado viendo, por ello me quedo y seguiré dando pasos.
Un abrazo

cris (tales) dijo...

tiene razón: tu no me buscabas. yo te encontré (y de eso me alegro)

Anónimo dijo...

Ya le he dado un repaso a tu colección de malditos.

Si quieres venir alguna vez a visitar la tumba de Schopenhauer...
Ahora ando curioseando sobre Johanna Sch., su madre, que era novelista.

Besos

Tesa Medina dijo...

En este viaje hay material para perderse con tiempo, y eso es lo que iré haciendo.

Adoro a algunos de tus malditos, aunque siento una gran debilidad por Wilde, por su refinada y lúcida ironía.

A parte de mis moreras donde mezclo mis fotos con mis textos, tengo otro blog sólo de fotos, por si te apetece echarle una mirada.

http://elnadadordeniquelfototesa.blogspot.com/

Un beso,

Patricia 333 dijo...

El hombre sólo puede alcanzar la grandeza a través de su propia pequeñez


Me quedo en tu Blogg


Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ